Escucha gratis Piel de asno

Érase un rey que vivía y reinaba la mayor tranquilidad en su próspero estado. Su esposa era cariñosa, hermosa y encantadora. Eran felices, aunque solo tenían una hija, linda y virtuosa. Vivían en un palacio magnífico, tenían hermosos caballos en las cuadras, pero lo que más llamaba la atención era un  asno, que en el punto mejor y más vistoso de la cuadra erguía con arrogancia sus largas orejas. Este animal tenía el privilegio de que lo que comía salía transformado en relucientes escudos de oro, que eran recogidos todas las mañanas. Turbó la felicidad de los regios esposos una aguda enfermedad sufrida por la reina, que terminó con su vida, siendo grande la desesperación de su esposo. El rey tenía que buscar una nueva esposa, pero no le agradó ninguna de las jóvenes de la corte, ni las de la ciudad y ni las del campo. El rey acabó por dar evidentes muestras de locura, y cierto día declaró que la infanta, su hija, que realmente era tan bella como su madre, sería su esposa. La pobre princesita, con la ayuda de su hada madrina, para evitar la boda, pidió al rey el pellejo del asno, pensando que no se lo daría al ser su fuente principal de recursos. Pero el rey mandó sin vacilar matar el asno, y llevar la piel a la joven. Ésta la cogió, se disfrazó con ella, y no tuvo más remedio que huir a algún lejano reino.